El Nacional publicó la semana pasada la especie de que el ex nuncio apostólico podría estar escondido en algún lugar del país, ya que la Dirección General de Migración no tiene registro de su salida de República Dominicana tras su destitución como embajador del Vaticano el pasado 26 de agosto.
Tras una minuciosa verificación esta mañana, su nombre no aparece registrado en la lista de salidas de pasajeros por los puertos y aeropuertos del país desde el 26 de enero hasta la fecha.
A pesar de que, según las autoridades, está siendo objeto de una investigación por denuncias de alegada pederastia, tampoco en los registros de Migración figura ningún tipo de impedimento de salida impuesto por las autoridades.
Según las denuncias, Wesolowski frecuentaba lugares en Boca Chica, Juan Dolio y Puerto Plata. En esta última provincia supuestamente se reunía con el cónsul de Polonia para diligenciar el visado de dominicanos.
La fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso, anunció ayer el inicio de una investigación sobre Wesolowski, basada en la revelación de su presunta participación en abusos a menores en el país.
La Fiscalía del Distrito Nacional ha interrogado varias personas para esclarecer el caso del nuncio Josef Wesolowski, vinculado a pedofilia durante su gestión como representante del Vaticano en el país. La doctora Yeni Berenice Reynoso dijo que dentro de las diligencias de investigación incluyen interrogatorios a varias personas cuya identidad no quiso revelar para no entorpecer la pesquisa.
La fiscal no descartó que el ex nuncio haya salido del país porque la no constancia de salida no necesariamente implica que no se haya ido.
De acuerdo a testimonio de un adolescente entrevistado por Nuria Piera en su programa por el canal Color Visión, “Nuria en el 9”, el ex nuncio apostólico Wesolowski era conocido entre los jóvenes que frecuentaban en la zona de la Plaza de Montesinos como “Jusepe”.
El niño, cuyo nombre por razones legales no se publica, dijo que la zona del Malecón de Santo Domingo supuestamente era usada por el religioso para contratar a menores, a los que pedía practicar actos sexuales. Escrito por: Alberto Caminero y Diogenes Tejada
